lunes, 21 de diciembre de 2009


Salvar la vida a alguien es como enamorarse. La mejor droga del mundo. Días después aún caminas por las calles y todo te parece infinito. Una vez, durante varias semanas, no podía sentir el suelo, todo lo que tocaba era ligero... La abundancia se abría a mis pies, me caían flores del bolsillo. Te preguntas si te has vuelto inmortal, si también has salvado tu propia vida. Dios ha pasado a través de ti. Por qué negarlo... durante ese preciso instante, ¿fui Dios?

No hay comentarios:

Publicar un comentario