martes, 29 de septiembre de 2009


Es triste... pero vivo esperando a que me digas adiós. Esperando a que me digas que se acabó la aventura, que nos divertimos pero que es hora de que cada uno sigo su camino. De que veas mis ojos llorosos y me digas que tú nunca me prometiste nada. Y lo peor es que es verdad. Nunca me prometiste un futuro juntos, yo sé que estoy tirando mi tiempo al estar a tu lado. Porque no estoy a tu lado aunque lo esté. Me dijiste que no te gustaría que perdiera mi tiempo contigo y yo no te escuché. Porque deseaba más que nada en este mundo entregarte todo mi tiempo, todo mi amor a ti, que lo aceptabas por aceptar. Aceptaste mi amor y mi adoración como un niño acepta un caramelo, saborándolo hasta disolverlo en la boca. Y cuando lo termina, se olvida de él. Y ya sé que pasará... un día te acordarás de aquel sabor dulce que dejé en tu boca y me volverás a llamar. Pero para volver a lo mismo, siempre igual, siempre tan fugaz todo, siempre tan frágil nuestro tiempo juntos. Estoy un segundo en las nubes y luego días en el suelo, tirada, preguntándome por qué subí. Y olvido todo y más tarde estoy trepando otra vez por ese maldito segundo de felicidad. No vale la pena, lo sé, todos me lo dicen. Pero yo te sigo insistiendo que quiero gastar mi tiempo tontamente en ti, aunque no lo valores, aunque lo aceptes por aceptar

No hay comentarios:

Publicar un comentario